Mucho tiempo ha pasado desde que el 11 de septiembre se redefinió como ‘’el día del pico’’. Era por el 73 cuando la facción opositora al gobierno instaurado de forma legítima se preguntaba ¿Cuándo acabará todo esto? La respuesta para algunos era clara y precisa… ‘’El día del pico’’.
Durante este período las cosas eran bastante diferentes a las de hoy en día, las personas creían que alguno de los dos bloques dominante era la solución a sus problemas. Dentro de este contexto podríamos hablar de palabras tales como revolución, justicia o igualdad, lo que actualmente se ha vuelto en una mera quimera.
Difícil resulta aceptar que el mundo era una dualidad, que existía otra posibilidad, quizás no la correcta, pero al menos existía. Difícil es de aceptar cuando en la actualidad nos vemos sometidos bajo una bota.
Mucha agua ha pasado desde entonces, pero las repercusiones aún persisten. Las consecuencias del golpe militar son claras… nos vendieron al mundo neoliberal. Acabaron con cualquier libertad posible, incluso censurando cualquier tipo manifestación. Me resulta irónico un concepto de democracia donde aún no podamos manifestarnos de manera auténtica, de que aún no sea legal repartir pensamientos auténticos y libertarios. Me parece irónico este concepto mediocre de libertad tras la instauración de la democracia.
Creo que aún vivimos en tiempo de represión, pero desde una manera mucho mas pensada, que ataca de manera sutil sin darnos cuenta. Los pactos comerciales hoy en día se vuelven cadenas para los pueblos. Los tratados de libre comercio no son más que pactos que terminan por vender los derechos de los pueblos sumiéndonos en el divertido, pero cruel circo del neoliberalismo. La libertad se redujo a comprar, vender, satisfacer necesidades, e incluso a crearlas, y en caso de surgir una alternativa legitima y noble absorberla rápidamente, por los riesgo que pueda implicar.
En nuestros tiempos el mercado tiene una adaptabilidad horrorosa, me sorprende ver que incluso las revoluciones hoy en día son parte de la compra y venta de necesidades, de que nos hemos vuelto capaces de ceder cualquier consigna o libertad a cambio de un poco dinero o placer. No esperemos que esto acabe pronto, como comúnmente solemos hacer, es momento de reaccionar, de oponerse a lo establecido, de renegar de lo malo y sacar lo bueno de cada uno, es momento de revolución. Herman@s y herman@s nosotros somos los únicos capaces de cambiar las cosas, no esperemos mas, es momento de que nosotros escribamos la historia.
Durante este período las cosas eran bastante diferentes a las de hoy en día, las personas creían que alguno de los dos bloques dominante era la solución a sus problemas. Dentro de este contexto podríamos hablar de palabras tales como revolución, justicia o igualdad, lo que actualmente se ha vuelto en una mera quimera.
Difícil resulta aceptar que el mundo era una dualidad, que existía otra posibilidad, quizás no la correcta, pero al menos existía. Difícil es de aceptar cuando en la actualidad nos vemos sometidos bajo una bota.
Mucha agua ha pasado desde entonces, pero las repercusiones aún persisten. Las consecuencias del golpe militar son claras… nos vendieron al mundo neoliberal. Acabaron con cualquier libertad posible, incluso censurando cualquier tipo manifestación. Me resulta irónico un concepto de democracia donde aún no podamos manifestarnos de manera auténtica, de que aún no sea legal repartir pensamientos auténticos y libertarios. Me parece irónico este concepto mediocre de libertad tras la instauración de la democracia.
Creo que aún vivimos en tiempo de represión, pero desde una manera mucho mas pensada, que ataca de manera sutil sin darnos cuenta. Los pactos comerciales hoy en día se vuelven cadenas para los pueblos. Los tratados de libre comercio no son más que pactos que terminan por vender los derechos de los pueblos sumiéndonos en el divertido, pero cruel circo del neoliberalismo. La libertad se redujo a comprar, vender, satisfacer necesidades, e incluso a crearlas, y en caso de surgir una alternativa legitima y noble absorberla rápidamente, por los riesgo que pueda implicar.
En nuestros tiempos el mercado tiene una adaptabilidad horrorosa, me sorprende ver que incluso las revoluciones hoy en día son parte de la compra y venta de necesidades, de que nos hemos vuelto capaces de ceder cualquier consigna o libertad a cambio de un poco dinero o placer. No esperemos que esto acabe pronto, como comúnmente solemos hacer, es momento de reaccionar, de oponerse a lo establecido, de renegar de lo malo y sacar lo bueno de cada uno, es momento de revolución. Herman@s y herman@s nosotros somos los únicos capaces de cambiar las cosas, no esperemos mas, es momento de que nosotros escribamos la historia.
1 comentario:
En una curva pueden existir varios puntos críticos a pesar de haber visto el primer pico de una cresta.
Publicar un comentario